el olor del pensamiento

“La experiencia del Covid 19 impactó profundamente a Lina Leal en su condición de artista. Adentrarse en los intersticios de lo que este acontecimiento supuso a niveles históricos, sociológicos, sicológicos, et al, la han motivado a realizar una serie de obras focalizadas en perpetuar el recuerdo de lo vivenciado a través del homenaje, no a una persona, oficio o lugar sino a un objeto común: el jabón y sus accesorios. Potenciando la capacidad simbólico-poética de los elementos seleccionados, propone una suerte de conexiones entre lo público y lo privado, lo individual y lo colectivo. Resultando significativa la manera tan particular en que la artista absorbe un acontecimiento extraordinariamente global, filtrándose a través de su universo más íntimo y personal.

La sencillez del gesto artístico engrandece el homenaje. Lina Leal no pretende exuberancia visual y se aleja de efectismos inútiles, su práctica conceptual le exige concentrarse en lo esencial: dotar al objeto común de significado, propiciando con ello la comunicación y atizando las emociones. Para lo cual la puesta en escena es equilibrada, calculada, intencionadamente mínima, contenedora de toda la solemnidad que frecuentemente sólo la austeridad otorga.

La simplicidad de la estructura en la que emplaza al objeto-símbolo no solo adquiere una repercusión en la visualidad de la obra. Las composiciones de líneas metálicas conformando la armazón de urnas desprovistas de paredes traslúcidas favorecen la intención estética de comprometer no solo al sentido de la vista y del tacto, sino también al del olfato. Sin mediar estructura alguna entre el jabón y el espectador, el aroma del primero afectará de manera inmediata al segundo y en un proceso fisiológico ineludible, comenzarán a activarse a nivel cerebral una serie de conexiones que solo el sentido olfativo es capaz de propiciar[2].

De ahí que la artista dote a su serie con el título El olor del pensamiento en una actitud marcadamente poética, donde el olfato, ese que paradójicamente el individuo pierde como uno de los primeros y más específicos síntomas de la enfermedad, emerge entonces como activador y catalizador de la memoria, recuperando y vivificando recuerdos de los momentos vividos durante el período pandémico. La obra induce a adoptar una actitud resiliente, y nos convida a un viaje mental entre pasado y presente.

Yoandra Lorenzo

La Habana, Agosto 2022

  • El proyecto “Estudio de la caída de una hoja” da continuidad a este tipo de exploración: nace de la observación silenciosa y constante de procesos que tienen lugar en la sociedad y la naturaleza respectivamente, pero que se le antoja comparar y entrecruzar a través de la construcción de metáforas que reflejan, poéticamente, algunas de las inquietudes antes mencionadas.

    Desea añadir que su observación de la naturaleza tiene como complemento la lectura e indagación en torno a conceptos que expanden su línea de pensamiento. Fue así cómo encontró el concepto de “timidez botánica”, referido a un fenómeno del cual ya se había percatado al detenerse a contemplar las copas de los árboles. Conocido también como “la timidez de los árboles”, este fenómeno se produce por algunas especies que, si bien forman un dosel por la cercanía existente entre sus copas, nunca llegan a tocarse entre sí, demarcando su espacio propio e individualidad dentro del conjunto. A partir de esto, comenzó a imaginar cada árbol como una casa y cada hoja como uno de los cuerpos que la habitan. De ahí, pasó a reflexionar sobre el ciclo vital de estas “hojas-cuerpos” y se detuvo a contemplar su caída. Fue entonces cuando pensó -debido a esas conexiones que tiende a establecer en su proceso de creación- que esas hojas, a nivel simbólico, podrían representar el cuerpo de la mujer en las distintas etapas de la vida; primero, como parte vital de un árbol en el momento de su juventud y lozanía, y luego, como ser portador de un cuerpo que experimenta en sí “el descenso y la decadencia” dictaminados por esa especie de “fatalismo” que la marca socialmente, cuando su cuerpo se transforma y aparecen las huellas dejadas por el paso de los años.

  • Tomando como eje estas consideraciones, ha relacionado, de forma metafórica, algunas ideas sobre el recorrido de estas hojas (desde el árbol hasta el suelo y su destino posterior) y el transcurrir de la vida de muchas mujeres cuyos cuerpos se mantienen expuestos a toda suerte de circunstancias y a desenlaces ignorados, a los cuales dan la espalda aquellos quienes las han utilizado en otros momentos como meras mercancías. Ha nombrado este proceso como “Estudio sobre la caída de una hoja”. 

    Le interesa distinguir ese cuerpo que transita por diferentes estados. La caída es solo uno de ellos, al cual prosigue un incierto devenir una vez que la hoja ha caído al suelo, donde se le pisa, barre y desecha. Identificada con el sentir de muchas mujeres que han quedado descartadas del sistema que las utilizó y explotó -tras experimentar el envejecimiento de sus cuerpos que fueron otrora objeto de deseo, placer y lujuria- intentó llevar a cabo la restauración de su dignidad a través de un acto de dimensión simbólica.

  • Mientras camina, encuentra y elije las hojas que colecciona para dar rienda suelta a algunas acciones y poner en práctica determinados procedimientos.  Una vez en su estudio, reconstruye las hojas dañadas, secas, partidas, rotas, con la intención de restaurarlas por medio de remiendos y rellenar cuidadosamente con aguja e hilo los espacios de fragmentos ya perdidos, dando puntadas que fluyen mientras las sostiene y las siente como cuerpos merecedores de cuidado, aprecio y respeto. 

    Además de esas piezas objetuales, ha concebido otro grupo de trabajos con base en una técnica muy elemental de estampado, siguiendo una dinámica de repetición. Sobre lienzos de mediano y gran formato plasma la estampa de una hoja que pinta previamente usando pincel y tinta negra, encima de la cual ejerce, delicadamente, cierta presión con su mano. Repite esa acción para obtener una imagen repetitiva, seriada, que se va volviendo cada vez más imprecisa -digamos que más débil-hasta que desaparece completamente una vez agotada toda la tinta. De esta forma pretende aludir a un cuerpo que, siendo único, adquiere, sin embargo, un carácter seriado a través de su uso -y abuso- mecánico y repetitivo dentro del sistema y las redes de la prostitución. Este estampado se organiza dentro de una estructura sencilla, que podría resultar a la vista como una plana de caligrafía, establecida a la manera de los renglones marcados en los cuadernos de uso escolar. Existe en estos trabajos el manejo consciente de un cierto grado de ambigüedad, debido a que pretende rescatar la huella individual de cuerpos que funcionan, sin embargo, como objetos seriados en sí mismos al participar de un servicio repetitivo y desgastante que les conduce al descarte, quedando fuera de la “línea de producción” para presenciar la condena de su propio deterioro en medio de tanta indiferencia colectiva. Es probable que  durante su exhibición, estos trabajos se complementen con un sonido industrial que remita a la producción en serie y sustente estas ideas.

Existe en estos trabajos el manejo consciente de un cierto grado de ambigüedad, debido a que pretende rescatar la huella individual de cuerpos que funcionan, sin embargo, como objetos seriados en sí mismos al participar de un servicio repetitivo y desgastante que les conduce al descarte, quedando fuera de la “línea de producción” para presenciar la condena de su propio deterioro en medio de tanta indiferencia colectiva.

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